El Consejo de Administración de Vitruvio analizó en su reunión de ayer el posible impacto del COVID-19 en sus cuentas de resultados y señaló las principales variaciones respecto a las estimaciones para el presente ejercicio. Destaca entre ellas que, a pesar de tener el 70% de sus alquileres provenientes de activos terciarios, la caída en las ventas es inferior al 16% (-15.75%). El EBITDA cae un 20,66%, las previsiones de beneficio neto y dividendo sobre beneficio contable se han reducido en un 52,94%.
Estas variaciones se producen por el aumento de la desocupación en un 5% y los aplazamientos y bonificaciones concedidas a los inquilinos, que han tenido impacto en los ingresos recurrentes. Hay que resaltar, en este aspecto, que no ha habido cambio estructural en las rentas.
Adicionalmente, se han pospuesto las ventas de algunos activos no estratégicos (en total, un 3% de la cartera) cuya desinversión estaba prevista para el ejercicio actual. El objetivo de estas operaciones era compensar la reducción de ingresos que supone el plan de rehabilitación de inmuebles previsto para los próximos años, y se ha optado por esperar a un mejor entorno de mercado.
La selección de inmuebles en zonas prime de alta demanda (95% de ocupación pese a la crisis), la diversificación por usos e inquilinos (residencial, comercial y oficinas) y el reducido endeudamiento (27,8% sobre valoración de activos) permiten a Vitruvio resistir con entereza una recesión económica profunda y especialmente dañina para la economía española.
Gracias a estas fortalezas y la buena situación de la tesorería (la compañía genera caja positiva incluso en un entorno como el actual), y pese a la crisis que vivimos, Vitruvio seguirá remunerando a sus accionistas durante 2020 mediante la devolución de prima de emisión.