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El ejemplo de Sídney en el mercado de alquiler
Elena Sanz, redactora en El Confidencial, ha publicado un artículo que me gustaría utilizar para profundizar en los mensajes que ya dimos en esta entrada del blog a principios de año, en relación a las dificultades para el acceso a la vivienda. En la entrada decíamos: “En definitiva, se ha producido un incremento de la demanda que no ha ido acompañado de un incremento de la oferta, por lo que el precio ha subido. Pero es que siempre que aumenta la demanda por un bien o servicio, y no aumenta la oferta del mismo, su precio varía al alza (igual que varía a la baja cuando la demanda desciende y no desciende la oferta). Este punto es importante, aunque pueda resultar una obviedad, porque parece que las soluciones que se están proponiendo para moderar los precios del alquiler no tienen muy en cuenta la relación expuesta.”
Si el objetivo, compartido por todos, consiste en facilitar el acceso a la vivienda, las medidas deben ir dirigidas a reducir la tasa de esfuerzo. Es decir, a que el alquiler represente un porcentaje menor de la renta neta disponible de los inquilinos.
Voy a tratar de resumir en tres puntos fundamentales el artículo de Elena Sanz, con alguna contribución por mi lado:
Las medidas que operan sobre la demanda no funcionan, ya que “el precio captura estas ayudas”. Es decir, que el cheque de 150 euros que hace poco anunciaba José Luis Martínez-Almeida (aquí), nuevo alcalde de Madrid, suele ir a parar al bolsillo del propietario.
Otra medida que de forma recurrente vuelve a las mentes de nuestros gestores públicos es la de limitar el alquiler, operando esta vez sobre el precio. No funciona, es más, pueden provocar el efecto contrario. Esta parte es de quien escribe: se han aplicado estas políticas en Nueva York, Toronto, San Francisco, El Cairo, Estocolmo, Berlín, París… Se hizo en España, se llamaba renta antigua y aún sufrimos los efectos distorsionadores de aquella política de vivienda. Las medidas de limitación del precio son muy populares, pero la evidencia demuestra, a lo largo de varias décadas y en diversas ubicaciones, que nunca han resuelto el problema. Lo han agravado. Y han generado deterioros evidentes del parque residencial sometido a estas intervenciones del precio. Se pueden consultar datos al respecto, por ejemplo, aquí o aquí. Y recomiendo este artículo que pone a prueba la falacia “Si se implantara un control de alquileres, de forma que el precio por metro cuadrado no superase una cierta cantidad de euros, más personas podrían acceder a la vivienda” para estudiar el fenómeno de las creencias falsas y cómo se construyen (y si es posible combatirlas).
Por lo tanto, si las medidas sobre la demanda y sobre el precio no funcionan para facilitar el acceso a la vivienda, parece lógico analizar qué sucede cuando se incrementa la oferta de pisos en alquiler. Y el artículo de Elena Sanz en El Confidencial estudia el caso de Sídney, Australia aquí. Para conocer el caso, lo mejor es leer el artículo.
Existe un problema grave para proporcionar información contrastada y que se interiorice cuando la misma contraviene las creencias previas de quien la recibe. Pero no por eso hay que cejar en el empeño, especialmente cuando, como es el caso de la vivienda, se trata de mejorar la vida de los ciudadanos y evitar la toma de malas decisiones que afectarán, especialmente, a los que disponen de menos recursos.
Si es un inversor interesado en el mercado inmobiliario, un propietario de inmueble que
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